¿Sudan más los hombres o las mujeres? Y por qué algunas personas transpiran más que otras
- Nacemos con entre dos y cuatro millones de glándulas sudoríparas en nuestro cuerpo
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¿Por qué algunas personas son capaces de correr una maratón sin apenas sudar una gota, mientas otras sin moverse de un mismo sitio notan como las gotas caen sobre sus sienes, el bigote se les humedece y sus axilas empapan la camisa?
El sudor, que es una función biológica necesaria, puede llegar a convertirse en un problema que genere desde ansiedad por dar un apretón de manos en una reunión de trabajo hasta miedo a salir a bailar con unos amigos. Y, en ocasiones, cuando aparecen los nervios, aumenta la sudoración. ¿Cuál es la causa de que unas personas suden más que otras?
Factores que hacen que sudemos más
“Durante mucho tiempo se ha relacionado el género con la cantidad de sudor producida durante los momentos de calor”, explica Sean Notley, doctor de la escuela de medicina de la Universidad de Wollongong (Australia) y líder de una nueva investigación llevada a cabo por esta institución.
La realidad, según han demostrado los resultados de este estudio, es que nada tiene que ver el género de las personas con la transpiración. “Hemos descubierto que la respuesta al calor en forma de sudor es independiente al género en las situaciones en las que el cuerpo puede regular con normalidad su temperatura”, continúa Notley en un comunicado.
El cuerpo tiene dos formas de regular su temperatura y enfriarse en caso de estar muy caliente. Una de ellas es a través de la sudoración y otra es aumentando la circulación de la sangre en la superficie de la piel.
“El sistema nervioso simpático actúa como un termostato. Si este sistema siente que el cuerpo está subiendo por encima de una cierta temperatura, enviará una señal desde el cerebro a los millones de glándulas sudoríparas que existen en todo el cuerpo para producir sudor. El sudor se enfría en la piel y reduce la temperatura del cuerpo”, asegura Dra. Alba Català, especialista en dermatología y veneorología del Centro Médico Teknon.
Al nacer tenemos entre dos y cuatro millones de glándulas sudoríparas en nuestro cuerpo. Pero no es hasta llegada de la pubertad que se activan por completo. La cantidad de sudor que produzcan dependerá, según el estudio de Notley, principalmente del tamaño del cuerpo. De ahí que las personas más grandes suden más que las personas más pequeñas, en cualquier tipo de situación.
Aunque es la regla general, siempre hay excepciones. Existe un fenómeno por el que algunas personas transpiran en exceso. Se llama hiperhidrosis y hay dos tipos. Por un lado la primaria, que suele aparecer en la infancia o adolescencia y sus causa no se conocen. Aunque se sospecha que es algo genético
“La hiperhidrosis primaria, es una alteración del sistema nervioso simpático. Existe un tipo específico de glándulas sudoríparas, conocidas como ecrinas, situadas principalmente en axilas, manos, pies y cara que están implicadas en la hiperhidrosis y explica por qué estas áreas son a menudo las más afectadas. En este caso, el cerebro envía señales a dichas glándulas, aunque no haya una necesidad real de enfriar el cuerpo”, explica la dermatóloga.
Por otro lado, la hiperhidrosis secundaria, que puede desarrollarse en cualquier momento de nuestra vida. Puede surgir a raiz de un embarazo, la menopausia, un episodio de ansiedad, obesidad, adicción a las drogas, como reacción a ciertos medicamentos y por algunas enfermedades.
Cómo evitar sudar excesivamente
La Dra. Català da estas recomendaciones:
- Evitar comidas picantes, cafeína y el alcohol, ya que desencadenan la sudoración.
- Controlar el peso
- Evitar ropa ajustada y fibras artificiales, como el nylon.
- Usar ropa blanca o negra para minimizar los signos de sudoración.
- Utilizar calcetines que absorban la humedad, de fibras naturales.
- Usar zapatos hechos de cuero, con suelas especiales diseñadas para absorber la humedad.
- En casos extremos, se recurre a tratamientos como iontoforesis, toxina botulínica, anticolinérgicos, miraDry o simpatectomía, entre otros.
Fuente: http://ow.ly/PDTN309TkIP
¿Realmente es tan malo crujirse los nudillos?
- Los especialistas aseguran que es una costumbre parecida a un tic nervioso
Crujirse los nudillos no es bueno ni malo
Hay a quién le gusta sistematizar cosas, personas y conductas y, por ello, divide el mundo en dos: entre quienes se enamoran a primera vista o los que conquistan con paciencia, los de combinado o de calimocho, los que estudian en el último momento y los concienzudos o entre quienes se crujen los nudillos y los que detestan este vicio.
Para algunas personas resulta liberador chascarse los dedos. Apretar las articulaciones de las falanges y los nudillos a la espera de un ¡crack-crack-crack! que para otros es simplemente escalofriante. Y resulta que entre los especialistas existe disparidad de opiniones.
Crujirse los nudillos no implica tener artritis ni artrosis
Mientras hace justo un año los colegios de fisioterapeutas de Catalunya, País Vasco, Galicia, Madrid y Navarra lanzaron una campaña en forma de vídeo-consejo advirtiendo de los riesgos de crujirse las articulaciones, numerosos estudios y expertos defienden que no existe riesgo alguno.
“Desde un punto de vista puramente médico no es ni bueno ni malo. Por ahora no hay ningún indicio de que crujirse los dedos sea dañino, y hay varios estudios que hablan al respecto”, explica Ignasi Cebrecos, fisioterapeuta y osteópata de la clínica Gir.
“Años atrás se creía que crujirse los dedos de forma recurrente era un factor de riesgo para acabar sufriendo una degeneración prematura de las articulaciones de la mano”, prosigue, “pero ya en la década de los 90 apareció algún estudio que descartaba esta relación”.
En concreto, un análisis del servicio de Medicina Interna del hospital Mount Carmel Mercy de Detroit concluyó que “no hubo mayor preponderancia de artritis de la mano en ninguno de los grupos” estudiados (300 participantes menores de 45 años) acostumbrados a crujirse los dedos.
Para muchas personas estirarse las articulaciones de los dedos es positivo (Staras / Getty)
“Los últimos estudios afirman que no aumenta la inflamación de las articulaciones cuando se crujen, ni siquiera varía la capacidad de contracción de éstas. En todo caso se evidencia un aumento del rango de movimiento de las articulaciones justo después de crujir y un incremento del espesor del cartílago que rodea estas articulaciones en aquellas personas que tienen la costumbre de hacerlo de forma regular”, sostiene Cebrecos.
Pero, ¿qué estamos haciendo exactamente cada vez que chasqueamos los nudillos? Al apretar las articulaciones “disminuimos de forma repentina la presión del interior de la cápsula articular que contiene el líquido sinovial, lo que provoca que los gases disueltos en este líquido se liberen en la cavidad de la articulación provocando este sonido audible tan característico”.
Todas nuestras articulaciones están rodeadas por una cápsula sinovial con un líquido y cierta cantidad de gases (oxígeno, nitrógeno y dióxido de carbono), cuya función principal es lubricar las articulaciones para que los huesos no se desgasten, explican los colegios de fisioterapeutas.
Al comprimirlas liberamos estos gases, que luego se recuperan. “Una vez liberado el gas, hay un período de latencia de unos minutos donde la composición del líquido vuelve a la normalidad y se puede volver a provocar el ruido”, cuenta el especialista.
No está clara la evidencia científica sobre los riesgos de crujirse los nudillos, aunque en los últimos años dominan los estudios que indican que no degenera en problemas articulares (stockdevil / Getty)
Para Ignasi Cebrecos el argumento definitivo de que crujirse los nudillos no es más que un vicio inocuo lo personifica Donald Unger. Este médico californiano obtuvo en 2009 el premio Ig Nobel (el reconocimiento que “celebra lo inusual, honrar lo imaginativo y estimular el interés de todos por la ciencia, la medicina, y la tecnología”, según define la organización) tras pasar 60 años chascándose los nudillos de la mano izquierda a diario.
Durante seis décadas comprimió, por lo menos dos veces al día, las articulaciones de la mano izquierda para ver si, con el paso del tiempo, la salud de esa mano sufría. Y nada. Ambas extremidades funcionan por igual y sin síntomas de artritis ni de otras dolencias articulares.
Fuente: http://ow.ly/tqpU309TkhO
Qué son las varices, por qué aparecen y cómo tratarlas
- Más allá de la cuestión cosmética y -en principio- una afección benigna, afectan a nuestra calidad de vida
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Las antiestéticas varices son unos de los problemas más frecuentes que pueden provocar que sintamos que nuestras piernas se ven “feas y desagradables”. Pero más allá de la cuestión cosmética y -en principio- una afección benigna, también afecta a nuestra calidad de vida. Para alivio de quienes las padecen, existen varias técnicas para acabar con ellas.
Qué son y cuáles son sus causas
Son venas dilatadas a nivel de las piernas que pueden tratarse sólo de un problema estético, pero también pueden originar molestias, dolor e hinchazón de los tobillos. Otras complicaciones que podrían generar son flebitis, trombosis y embolias pulmonares y, tras años de evolución, úlceras.
“Las varices, telangiectasias o varículas son la manifestación externa de alteraciones en el aparato circulatorio producidas por el efecto de la bipedestación, es decir, por el hecho de que el hombre camine y permanezca erguido durante el día y a lo largo de su vida”, asegura el Dr. Joan Enric Latorre-Ráez, especialista en angiología, cirugía vascular y endovascular del Centro Médico Teknon.
“Esta postura obliga al aparato circulatorio a hacer un sobreesfuerzo, venciendo la fuerza de la gravedad, para conseguir que la sangre vuelva al corazón desde los pies; por ello la circulación de retorno o venosa es especialmente dificultosa en las piernas”, prosigue el experto.
Las varices, telangiectasias o varículas son la manifestación externa de alteraciones en el aparato circulatorio producidas por el efecto de la bipedestación, es decir, por el hecho de que el hombre camine y permanezca erguido durante el día y a lo largo de su vida”
Dr. Joan Enric Latorre-Ráez
Especialista en angiología, cirugía vascular y endovascular del Centro Médico Teknon
Además, muchas personas están sometidas a largas horas de trabajando de pie, por lo que en un 60% de los casos, presentarán algún síntoma de insuficiencia venosa en los miembros inferiores. El sedentarismo, la obesidad, los embarazos, los tratamientos hormonales, así como la falta de ejercicio habitual dificultan, el retorno venoso de las extremidades inferiores.
Aunque la patología varicosa es también un hecho hereditario y por desgracia, la personas con esta herencia manifiestan los síntomas a una edad precoz.
Por qué afecta a las mujeres más que a los hombres
“Se trata de una de las dolencias más frecuentes entre la población de más de 40 años, especialmente a la femenina”, afirma Latorre. Esto se debe a que las hormonas femeninas provocan una debilidad de la pared venosa que puede inducir a una mayor dilatación de la misma.
“Durante la gestación, además del incremento hormonal, existe un efecto mecánico de presión del útero, por su aumento de tamaño, sobre las grandes venas que conducen todo el retorno venoso de las piernas al corazón. Esta circunstancia provoca un sobreesfuerzo que se añade al exceso de peso soportado por las piernas durante el embarazo”, explica el angiólogo.
Se trata de una de las dolencias más frecuentes entre la población de más de 40 años, especialmente a la femenina”
Dr. Joan Enric Latorre-Ráez
Especialista en angiología, cirugía vascular y endovascular del Centro Médico Teknon
También los tratamientos hormonales destinados al control de la ovulación en la edad fértil o aquellos indicados para evitar la sintomatología propia de la menopausia fomentan en la aparición precoz de las varices.
Cuáles son los tratamientos
Es necesario hacer un estudio vascular con Eco-Doppler (ecografía basada en el empleo del ultrasonido) de cada varíz y de la historia clínica de cada paciente, ya que es fundamental tener en cuenta ciertos parámetros como la edad, el grado evolutivo de las varices, su localización, los factores hormonales o de riesgo, la calidad de cada vaso… para escoger el método adecuado.
En función del tipo de variz hay un tratamiento:
- Arañas vasculares. Conocidas como telangiectasias o “arañas”, no son patológicas y son una cuestión meramente estética. Se tratan mediante microesclerosis (inyectar con una aguja de 0,3 milímetros en las ventas un líquido o espuma) y láser dérmico. Se realiza de forma ambulatoria, no es doloroso ni requiere reposo posterior.
“Nosotros ya no usamos láser, ya es una fuente de calor que aplicamos como cromóforo selectivo que capta y coagula la hemoglobina. Pero la longitud de onda necesaria para captar la hemoglobina es muy parecida a la de la melanina, con lo cual hay que planificar muy bien la acción del láser para no lesionar los tejidos circundantes para que no queden afectados por quemaduras ni por una hiperpigmentación; puesto que si buscamos una mejora estética, sería peor el resultado que la variz”, sentencia el doctor.
La longitud de onda necesaria para captar la hemoglobina es muy parecida a la de la melanina, con lo cual hay que planificar muy bien la acción del láser para no lesionar los tejidos circundantes para que no queden afectados por quemaduras ni por una hiperpigmentación; puesto que si buscamos una mejora estética, sería peor el resultado que la variz”
Dr. Joan Enric Latorre-Ráez
Especialista en angiología, cirugía vascular y endovascular del Centro Médico Teknon
Por tanto, se debe tener el tono de la piel o el grado de absorción del agua por parte del láser sobre los tejidos o poner frío para rebajar la temperatura de la zona a tratar, son decisivos a la hora de obtener un resultado óptimo.
- Varices reticulares. Ya va allá de un mero tema estético, pero no dependen directamente del sistema principal de las venas safenas y son tratadas con esclerosis química transcutánea, un método bastante eficaz.
- Varices troncales. Es un problema más grave, pues afecta al sistema principal de las venas safenas, con insuficiencia valvular de las mismas y constituyen un problema para la salud. El tratamiento hasta ahora más eficaz es el quirúrgico, mediante el cual se puede extirpar todo el sistema varicoso lesionado (Stripping) o reconducir el flujo sanguíneo alterado (técnica CHIVA).
Sin embargo, hoy en día ambos métodos han quedado un poco obsoletos. Ahora, es más frecuente la cirugía endovascular venosa, como la radiofrecuencia y el endoláser, al ser técnicas menos agresivas.
Cómo se pueden prevenir
No existe la panacea, pero hay ciertos hábitos que favorecen su aparición, según el experto:
- Una vida sedentaria. Debemos evitarlo haciendo ejercicio físico regular.
- Aumento de peso. No sólo por estética, sino porque favorece la aparición de trastornos circulatorios.
- Evitar ropa ajustada.
- Vigilar posibles trastornos hormonales.
- Si nuestra profesión nos obliga a estar muchas horas de pie, compensarlo con deporte, masajes o medias compresoras.
Hoy en día se es muy frecuente la cirugía endovascular venosa, como la radiofrecuencia y el endoláser, al ser técnicas menos agresivas”
Fuente: http://ow.ly/duCg309TjYd
Señales que indican que eres adicto al sexo
El conjunto de conductas que se desarrollan de forma repetitiva (con frecuencia de forma compulsiva) y van siempre destinadas a la práctica de sexo pueden llevar a la adicción.
Una mujer, preocupada. GTRES
Entendemos por adicción aquella dependencia de sustancias o actividades nocivas para la salud o para el equilibrio psíquico del sujeto, así como la afición extrema a alguien o algo. La adicción al sexo tiende por norma general a practicar sexo apremiante.
Según explica el doctor Vicente Alcántara Aceituno, psicólogo general sanitario y miembro de Saluspot, este tipo de dependencia presenta un conjunto de conductas que se desarrollan de forma repetitiva y con frecuencia de naturaleza compulsiva que van siempre destinadas a la práctica de sexo. "Toda la actividad que genera el sujeto en exceso, produce una activación directa general del sistema de recompensa cerebral, siendo esta retribución tan fuerte que incluso puede llegar a descuidar las ocupaciones profesionales o las tareas domésticas en su vida cotidiana", revela el experto.
Una de las características diagnósticas del problema se define como una agrupación de síntomas comportamentales y físicos, entre los que se encuentran la abstinencia, la tolerancia y el fuerte deseo de tener sexo. Una vez desarrollado el patrón repetitivo e intenso de ejecución de sexo, esa persoan puede emplear una gran cantidad de tiempo en obtener y consumir ese tipo de sexo, tal como revela el Dr. Alcántara.
Síntomas que indican una posible adicción
- Tiene que existir un patrón problemático que provoca un deterioro o malestar significativo.
- Tiene que darse una frecuencia alta y muy prolongada en el tiempo, es decir, que ocupe mucho tiempo en su vida diaria.
- Existencia de un deseo persistente o un esfuerzo que haya producido el fracaso de abandonar o controlar la ejecución de sexo.
- Que se invierta mucho tiempo en la búsqueda de sexo y su práctica, así como una ansia o un deseo vigoroso y activo de consumir sexo.
- Coexistir con un consumo repetido y que conlleve un incumplimiento de los deberes fundamentales en su trabajo, escuela u hogar, así como el abandono de actividades sociales, profesionales o de ocio.
- Que provoque problemas sociales o interpersonales persistentes y recurrentes, que son generados por la práctica de sexo.
- Continuar teniendo sexo a pesar de tener conocimientos de que existe un problema psicológico persistente o recurrente, generando una baja autoestima.
- Tolerancia, que se puede definir por algunos de los siguientes hechos: a) Necesidad imperiosa de tener sexo para conseguir el mismo efecto deseado que provocaba inicialmente; b) Un efecto notablemente reducido tras la práctica de sexo.
- Abstinencia, que se manifiesta por alguno de los siguientes acontecimientos: a) Presencia del síndrome de abstinencia provocado por no practicar sexo, b) Se hace uso de otro tipo de sexo, como por ejemplo la masturbación para aliviar o evitar los síntomas de abstinencia.
- En muchos casos la conducta sexual se presenta de forma promiscua, yendo acompañada de engaños y mentiras.
A la hora de determinar las causas, el psicólogo explica que son variadas y que tienen aspectos comunes a factores derivados del proceso evolutivo de esa persona, como puede ser una familia problemática y desestructurada, en algunos casos con abusos infantiles. Además, puede ir acompañada del fracaso social. En algunos casos, los rasgos de personalidad pueden facilitar el desarrollo de este tipo de adicción, que, según las últimas investigaciones, afecta a un 6% de la población.
¿Cómo se trata esta adicción?
Una de las técnicas más utilizadas para tratar la adicción al sexo es la terapia cognitivo-conductual, que consiste en enseñar a gestionar y controlar la compulsión hacia el sexo y facilitarle herramientas para mejorar su calidad de vida y sus relaciones interpersonales.
En el caso de que se observe que esa peersona presenta algún tipo de situación traumática vivida durante su vida, sería recomendable utilizar la psicoterapia EMDR, específica para trabajar con situaciones traumáticas, según explica el experto.
Es importante el entrenamiento de técnicas de asertividad para mejorar sus relaciones sociales de una forma adecuada, así como la utilización de trabajos de exposición pautados y el uso de la psico-educación con el objetivo de prevenir la adicción.
Fuente: http://ow.ly/VHlh309ThZT
Si te cuesta hacer ejercicio, los genes tienen parte de responsabilidad
- El peso no es determinante y la actitud es más importante a la hora de imponerte una rutina deportiva
Pasar muchas horas ante el televisor quita tiempo para salir a caminar o practicar un deporte (franckreporter / Getty)
Los has leído y escuchado mil veces: muévete. Levántate del sofá y sal a caminar. Organiza los tiempos en el escritorio, ante el ordenador de casa o del trabajo, o ante una pantalla y haz un hueco para practicar un deporte o una rutina de ejercicios. El sedentarismo engorda y no es bueno para la salud en general.
“Una persona sedentaria tiene más riesgo de sufrir arterioresclerosis, hipertensión y enfermedades respiratorias”, afirma la Fundación Española del Corazón en su página web. Advertencias de este tipo también te suenan, pero sigues igual. “Es que soy así. No me gusta el deporte”, te repites.
Las jornadas laborales interminables, uno de los aspectos que favorecen el sedentarismo (xavierarnau / Getty)
Aunque la falta de apetito por el movimiento carece de excusa, Rodney K. Dishman, profesor del Departamento de Kinesiología de la Universidad de Georgia (EE.UU.), ha detectado que la dopamina, neurotransmisor responsable, entre otros aspectos, de la regulación del sueño, el humor, el aprendizaje, la actividad motora, la motivación o la recompensa tiene algo que ver en esa vagancia.
“Nuestro ensayo con seres humanos sugiere que las variaciones en los genes que codifican la dopamina y otros neurotransmisores relacionados con la actividad física explican el grado de dinamismo” de una persona, ha manifestado. “Estos genes también actúan indirectamente, en relación con la motivación de las personas para ser activas y también con los rasgos de personalidad”.
Sin embargo, como tantas cosas en el funcionamiento del organismo, la genética de la dopamina no lo es todo. Los genes por sí solos no explican el comportamiento humano y no se les puede cargar la culpa de la falta de movimiento.
“Se puede afirmar que la genética influye de alguna manera, pero no de forma tan importante”, sostiene Rocío Cupeiro, doctora en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y profesora de la facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la Universidad Politécnica de Madrid.
Asistir a sesiones de ejercicio grupales facilita que nos enganchemos al deporte (Tempura / Getty)
“La información genética determina, en parte, la mayoría de nuestros rasgos, ya sean físicos o de personalidad. Sin embargo, en el hecho de que una persona haga más o menos deporte influyen muchísimos más factores. Los investigadores señalan que no solo está la información genética, sino también otros rasgos de la personalidad como el autocontrol, la fijación de objetivos o la habilidad para aprender el deporte, las influencias sociales o el acceso a instalaciones o actividades deportivas”, añade.
Si los genes no juegan un papel definitivo, es la actitud la que debe cambiar para despegar el culo de un asiento. La voluntad no siempre es fácil de moldear, por lo que Cupeiro sugiere entrenar en grupo, acudir a clases colectivas, “en las que tenga el apoyo social de otras personas que también realizan la misma actividad”.
También aconseja escoger un lugar de entrenamiento que resulte accesible; rodearse de entrenadores con una buena formación, “que sepan guiar y variar un entrenamiento”. Y sobre todo, “seleccionar actividades que sean de mi agrado y no pretender conseguir todos mis objetivos en el primer mes de entrenamiento”.
Acudir al gimnasio con entrenador personal, una forma de mantener en alza la motivación (EmirMemedovski / Getty)
Fuente: http://ow.ly/itJh309ThJS