El PP, enganchado a Rajoy

Martes 2 de Febrero del 2016

 

Se impone en el PP la sensación de fin de ciclo, de estar a las puertas de una transformación que permitirá alumbrar un nuevo partido, con otras reglas y otro proyecto. A un paso de encarar una «refundación» que nadie se atreve a situar en el tiempo porque, aseguran, depende de los deseos de Mariano Rajoy.

 

Superado el Comité Federal del PSOE la división de opiniones sobre qué sucederá con el Gobierno se mantiene como al principio: la dirección popular sigue sosteniendo que Pedro Sánchez no podrá alcanzar un acuerdo (ni con Podemos ni con Ciudadanos) y los dirigentes territoriales continúan convencidos de lo contrario. El futuro inmediato del PP está pendiente de este resultado.

 

Si hay Gobierno de izquierdas, distintas fuentes del PP consultadas por este diario coinciden en que el partido está abocado a un congreso con varios candidatos en el que, apuntan, «tendrán ventaja quienes sean diputados». Por supuesto, nadie cree que se vaya a presentar Mariano Rajoy, aunque lo haya dicho.

 

En el caso de que finalmente haya elecciones el camino es más difuso. En las últimas semanas han crecido las voces que defienden en privado la conveniencia de que el presidente no sea candidato. Gente de peso en el partido que «agradece» a Rajoy su trabajo, que le reconoce su «aportación» a la salida de la crisis, pero que piensa que le ha llegado el momento de «echarse a un lado». Fuentes de toda solvencia consultadas por este diario confirman que no hay unanimidad respecto a que repita como cabeza de cartel. Destacados dirigentes territoriales coinciden en que ante otras elecciones el PP necesitaría buscar un «golpe de efecto» y sólo se podría conseguir con otro candidato. Sería el modo, mantienen fuentes del partido, de «recuperar votos en la abstención» del centro derecha.

 

El problema al que se enfrenta el partido, explican, es que Rajoy carece de un relevo claro. No hay «sustituto», indican fuentespopulares, «volverá a ser él porque no habría tiempo para hacer un congreso y designar a otro aspirante a la presidencia del Gobierno».

 

Su continuidad se produciría, por tanto, más por resignación que por convicción. Rajoy cuenta, además, con otras circunstancias a favor. El partido, apuntan, «está muerto». Nadie de quienes en privado piensan que el relevo de Rajoy ha llegado, señalan, va a defenderlo en público. Probablemente, añaden, «tampoco se lo van a decir a él abiertamente». En el PP la discrepancia siempre se ha entendido como una deslealtad y esto es lo que explica que nadie suela hablar nunca en los comités o las juntas directivas. Se cerraría filas, aseguran, «aunque a regañadientes».

 

Y, además, prosiguen distintas fuentes del partido, la organización está en sus primeras líneas «descapitalizada». Los ministros totalmente «debilitados», los barones de referencia están «de salida», y los nuevos aún tienen que consolidarse, algunos incluso con el agravante de que ni siquiera gobiernan.

 

En la dirección no niegan que en el partido «en estos momentos haya mar de fondo» pero aseguran que todo va a quedar «en nada» como en «el congreso de 2008». No obstante el entorno de Rajoy está dando en los últimos días señales de un importante nerviosismo ante cualquier información que cuestione su continuidad o su liderazgo.

 

En este contexto, donde tampoco faltan quienes piensan que Rajoy debe seguir «porque se lo ha ganado», la sensación general es que nada sucederá salvo que el presidente se aparte voluntariamente. Y de hacerlo -algo con lo que no se cuenta- tampoco hay claridad respecto a los pasos a seguir. Hay dirigentes del PP que sí creen que sería posible celebrar un congreso y designar nuevo presidente del PP y candidato ante unas elecciones en junio. «El PSOE lo va a hacer. Por qué no nosotros», preguntan. Otros en cambio abogan por una «salida sin congreso» y un «candidato de consenso» que después se presentaría a liderar el PP en función de los resultados.

 

Esta solución se antoja difícil. En el PP es un clamor que el próximo líder popular se debería escoger en un congreso abierto -un militante, un voto-, que ya no cabe, otro dedazo. Hasta José María Aznar, que eligió a Rajoy con este sistema, defiende ahora el congreso abierto.

 

Cargos públicos y cuadros medios del PP ratifican la necesidad de regeneración profunda del proyecto. «Las clases urbanas se nos han ido. Tenemos que recuperarlas», señalan fuentes del partido. «Necesitamos un relato. Centrado, liberal y moderado», añade otro dirigente. Y, a falta de una reflexión en voz alta tras el resultado obtenido el 20-D, un cargo de primer nivel recuerda: «¿Dónde están los que decían que ganaríamos gracias a la recuperación económica?».

 

Génova se pone a la defensiva

 

  • La cúpula sospecha. Saliendo al paso, Génova lanza una advertencia directa a quienes quieren trasladar «las divisiones internas del PSOE al seno del PP». Barruntando de hecho que hay voces entre los 'populares' que ya empiezan a dudar de la idoneidad del liderazgo, lanzan su aviso en un argumentario elaborado este fin de semana: «Pinchan en hueso».
  • Cierre de filas. Para que el mensaje quede claro entre los cuadros medios del partido, la dirección del PP no duda en adoctrinar a los suyos: «Nosotros sí tenemos un líder al que respetamos; nosotros sí nos enorgullecemos de su figura y de todo lo que representa para nuestras siglas y para España; nosotros sí estamos unidos y lo seguiremos estando en torno a él».

 

Fuente: http://www.elmundo.es/espana/2016/02/01/56ae7ef3ca4741f9168b4651.html