Diferencias entre demencia senil, enfermedad de Parkinson y enfermedad de Alzheimer

Jueves 18 de Enero del 2018

Aun cuando ha sido un término ampliamente utilizado a lo largo del siglo XX, y todavía hoy en día, lo primero que hay que dejar claro es que no existe la demencia senil. La vejez, per se, no es causa demencia, ni todas las personas que alcancen una edad avanzada tienen por qué desarrollar demencia de forma ineludible, que es lo que indicaría el término demencia senil. Los ejemplos de personas de edad avanzada en plenas facultades psíquicas están en la mente y en la vida de todos nosotros.

El envejecimiento ocasiona modificaciones cognitivas (disminución de la velocidad de procesamiento mental, dificultad para mantener la atención en varias cuestiones al mismo, cierto déficit de memoria inmediata, etc.) que no tienen por qué interferir con la capacidad de un individuo para llevar una vida autónoma e independiente (a diferencia de las demencias). Otra cuestión es que la edad sea es el principal factor de riesgo para desarrollar demencia, fundamentalmente de causas neurodegenerativas (la enfermedad de Alzheimer entre ellas), pero las causas serán las propias de la neurodegeneración y no la edad por sí misma.

La causa más frecuente de demencia es la enfermedad de Alzheimer, que representa aproximadamente el 75% de todas las demencias. Es una enfermedad neurodegenerativa, de curso insidioso y progresivo, cuya causa aún es incierta y en la que se imbrican factores genéticos y ambientales. Hoy sabemos que las lesiones cerebrales que originarán la demencia (placas de proteína betaamiloide, ovillos neurofibrilares) empiezan a aparecer en determinadas áreas del cerebro 15-20 años antes de la aparición de los síntomas.

En su forma típica, los primeros síntomas afectan a la memoria inmediata, a la denominada memoria episódica, con dificultades para codificar y guardar la información. Progresivamente se afectarán otras funciones cognitivas (lenguaje, orientación, capacidad de juicio, etc.) y conductuales, determinando la pérdida de la persona afectada de la capacidad de valerse por sí misma en su vida cotidiana. La enfermedad sintomática suele transcurrir de forma lenta y progresiva a lo largo de 12-15 años, y se verá influenciada por factores que tienen que ver con la propia salud de la persona (enfermedades vasculares cerebrales, medicaciones, infecciones, etc.) y el entorno donde ésta se desenvuelva.

La enfermedad de Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa que se caracteriza por la destrucción progresiva de neuronas dopaminérgicas y la sustancia que producen, la dopamina. La sintomatología, de aparición progresiva, tiene que ver, fundamentalmente, con la falta de coordinación de los movimientos. Característicamente suele aparecer temblor (de reposo, en una mano o pierna), rigidez, amimia (cara inexpresiva), lentitud de movimientos, trastornos de la marcha (encorvados, a pasos cortos, con bloqueos), etc.

Es frecuente que los pacientes con enfermedad de Parkinson padezcan depresión y puedan desarrollar demencia. La demencia asociada a la enfermedad de Parkinson tiene rasgos diferentes a la enfermedad de Alzheimer. La memoria suele estar menos afectada que en el Alzheimer, y la presencia de síntomas neuropsiquiátricos (depresión, alucinaciones, delirios, etc.) es más frecuente y precoz.

Existe otra demencia relacionada con la enfermedad de Parkinson, la demencia por cuerpos de Lewy , que se caracteriza por alucinaciones visuales precoces y muy vívidas, fluctuaciones a lo largo del día de los síntomas, síntomas parkinsonianos y caídas de repetición. Suele tener un curso rápidamente progresivo. Por último, tratándose ambas de enfermedades neurodegenerativas, no es excepcional que en una misma persona mayor coincidan enfermedad de Alzheimer y enfermedad de Parkinson.

Fuente: http://ow.ly/XhXm30hR4iH